Entre la libertad de nuestros pasos, el resguardo donde nos cobijamos, para encontrarnos.

martes, 29 de diciembre de 2009

El exceso de amor, mata.


Cuando el amor cruza los umbrales de lo posible, invita a la muerte.

A veces, la pasión se desparrama con tanta furia, que en el derroche, espanta. Después de mucho pensar, entendí que no es fácil quedarse ahí, donde la efusividad de lo sentido tapona la posibilidad del encuentro. Nadie, que valore su vida se metería voluntariamente debajo de una catarata, a riesgo de perderla. Y hay amores que por fuerza, por inesperados, por retenidos, se imponen al filo de lo ilimitado, oprimiendo, obturando.

En el mito órfico, la pasión motiva a la búsqueda de lo perdido, más allá de lo posible. En su lira, Orfeo acaricia el sonido de un encantamiento que exhala y convoca, extrayendo la voluntad de las cosas, que se dejan llevar por esa magia. La expresión del amor atrae, invita. Pero si se convierte en una tempestad, el amor desbocado se sale de su eje, desafina, y no sabe cómo dar lugar a lo que pasa.
Hay umbrales donde hurgar la pasión es ese lugar exacto donde el deseo tienta a la naturaleza mortífera del hombre.
Me pregunto qué hubiera dicho Eurídice de haber sabido que Orfeo volvería a buscarla, al costo de desaparecer.
Orfeo no consulta, no da lugar, se precipita al submundo, un mundo donde sabe, hay que tañer una música que obligue al sueño, porque para ciertas empresas se requiere adormecer a los guardianes.
La energía del amor no siempre exige cruzar ciertos límites. La posibilidad del encuentro verdadero es ahí donde no se reclama un rescate extremo, a riesgo de no ser, en algún mundo viable.

2 comentarios:

Lilith dijo...

"Y hay amores que por fuerza, por inesperados, por retenidos, se imponen al filo de lo ilimitado, oprimiendo, obturando."
Tremendo, cuando uno de estos amores, con toda esa potencia, nos atraviezan el cuerpo, la mente, el alma.
Y efectivamente, lo ilimitado obtura y oprime.

Buscar dijo...

Le: Morir de amor??! Suena terrible no? pero solo se pierde lo que se ha tenido, y haber sentido un amor que provoque tales sensaciones es una capacidad que no todos desarrollan. En tiempo de recuento, elijo los umbrales peligrosos al sinsabor de no haber amado nunca. Si, San el sabor siempre queda!!!